Hace solo 44 años que la ONU declaró el Día Internacional de la Mujer.
En Estados Unidos se comenzó a celebrar hace 25. Quizá reivindicar
sería una palabra adecuada para esta fecha si echamos una mirada a la
historia, a aquel 8 de marzo de 1857 en el que un grupo de
trabajadoras textiles decidió salir a las calles de Nueva
York para protestar por unas horribles condiciones laborales; o al 25
de marzo de 1911, cuando se incendió la fábrica de camisas Shirtwaist
en la propia ciudad de Nueva York, un incendio en que murieron 123
mujeres de entre 14 y 23 años…
Dos acontecimientos que marcan el calendario histórico de la mujer y
que siempre es bueno recordar cuando se acerca la primera semana de
marzo.
En Pinolivo hemos dado muchas vueltas año tras año a la figura
olvidada de la mujer, olvidada de la historia, de las ciencias, de la
literatura, olvidada de las calles. De las calles que hacen referencias a
escritores, a pintores y científicos, a monarcas, políticos o filósofos y
que a penas en unas pocas ocasiones recuerdan a mujeres que
dedicaron sus vidas a labores de honor y valentía. ¿Cómo podríamos
obviar a tantas y tantas mujeres que han sido invisibilizadas a nuestros
ojos? ¿Cómo podríamos no hacer un homenaje a las que, dentro de
Pinolivo, trabajan en la sombra para que todo funcione mejor?
En Pinolivo hemos decidido dedicar a nuestras mujeres algo muy
especial.
Hay cinco nombres que resuenan desde hace años en nuestros pasillos,
en nuestras historias, cinco mujeres que hacen de esta escuela un
lugar mejor desde la sombra, sin llamar la atención, sin ánimo de ser
alabadas. Por esto hemos inaugurado:

De izquierda a derecha y de arriba a abajo:

Ana Olmo (presidenta del AMPA), Auxi Racero (conserje), Carmen Díaz (directora general de cultura, educación y patrimonio de Marbella), Fabiana Gutiérrez (monitora escolar), Gracia Cañete (maestra), Graciela Romero (directora del centro),  Lourdes Pérez (monitora de atención al alumnado) , Esperanza Custodio (responsable de comedor escolar), y Lola Latorre (responsable del plan de igualdad del centro)

La calle de Lourdes, por todo… porque Lourdes a veces lo es todo.

Podríamos pensar que Lourdes es esa persona que cambia los pañales de quien aún no controla esfínteres, ¡qué gran error! Lourdes es el significado de educación inclusiva. Si ella no existiera, el alumnado que no puede hacer cosas por si mismo no podría venir a la escuela. Lourdes significa la educación universal. Y como son palabras mayores, el alumnado ha sabido plasmarlo dibujando la mejor parte de ella: su gran corazón.

La calle de Fabiana, por tantas horas y paciencia, por atender como si fueran de la suya propia a cada familia.

Fabiana no es una simple administrativo. Nos engaña con ese contrato de trabajo en el que debe echar 8 horas a la semana pero la sorprendemos siempre regalándonos su tiempo con su eterna sonrisa. Es capaz de hacer humano algo tan inerte como un formulario de papel. Es quien dignifica la labor burocrática del centro. ¡Cómo no la vamos a querer!

La calle de Gracia, para la maestra que siempre está para todo el mundo. Omnipresente, cariñosa y atenta. La maestra en la que nos apoyamos todas.

Gracia es la seño de “Reli”, ella dice que es la albondiguilla, y con esa actitud prudente siempre va por Pinolivo cogiendo de la mano a los y las peques que necesitan un abrazo por minuto. Ella está ahí para dar la mano y algún bollito de pan a quien lo precisa sin reparar en religión católica, budista o musulmana. Todo el alumnado la quiere por su grande corazón y sus alegres canciones. Ella cree que es una albondiguilla, eso es cierto, pero nosotros sabemos que es una croqueta: es imposible que no te guste.

La calle Esperanza, en honor a la madre del comedor, a la persona que sabe lo importante que es el bienestar de cada niño y cada niña a la hora de comer.

A Esperanza el nombre le dio el carácter, pues cuando no sabes cómo actuar ante un problema, ella aparece con su energía inagotable y recuperas de golpe la esperanza y si me apuras, la ilusión. Las familias saben que es el alma del horario de la tarde y el equipo docente sabe que el colegio está en las mejores manos cuando dan las 14.00 de la tarde. La calle que lleva al comedor no podía tener otro nombre que el de Esperanza.

La Placeta de Auxi, al entrar a la escuela, donde ella recibe amorosa a las familias. Auxi es Pinolivo, y sin Auxi Pinolivo no sería el mismo.

Auxi tiene una identidad secreta. En verdad es una heroína sin capa. Y con la mayor de las discreciones, cada mañana soluciona mil millones de problemas sin que nadie se entere. ¿Sabéis por qué lo sabemos? Es muy sencillo: cuando ella falta parece que faltan siete personas, y nada sale perfecto. Las familias respiran tranquilas cuando la ven abrir la puerta. Niños y niñas la sonríen al entrar mientras ella da los buenos días a cada uno de ellos y ellas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Éstas mujeres no han de olvidarse, se merecen una calle, una plaza, una avenida… se merecen todo el amor, el reconocimiento y las palabras de orgullo. Ellas son Pinolivo y desde hoy, Pinolivo siempre las tendrá a ellas.