El 15 de mayo es un día especialmente importante en Pinolivo: nuestro Día de la Familia.

Este año hemos decidido dar la relevancia que se merece a las familias de acogida, familias que tienen en su historia tanto amor para dar a raudales, que se ofrecen para acompañar a niños y niñas durante meses, a veces años, antes de que una familia pueda adoptarles. En Pinolivo hemos recibido este año en nuestra celebración del Día de la Familia a la Asociación Infania, quienes se han ofrecido a dar toda la información necesaria sobre esta  casi desconocida forma de formar una familia.

En nuestra tradicional convivencia hemos aprovechado para cubrir nuestras paredes con una segunda piel llena de huellas de cada familia de Pinolivo. Para nosotras y nosotros cada familia con todas sus peculiaridades es importante, única y deja una impronta en nuestra escuela; por primera vez las familias han podido dejar esa huella de manera literal, pintando uno de lo ladrillos de nuestro patio (que ahora luce colorido y lleno de vida).

Durante el tiempo en que pintábamos los ladrillos, vimos a niños y niñas en compañía de sus padres, madres, hermanos, hermanas, abuelos, abuelas, recreando escenarios familiares con las ceras, en un armónico momento bañado por limonada, café y yogur a la sombra de nuestro pino y nuestro olivo.

Correteaban por Pinolivo entre merienda de frutas los “veteranos y veteranas” de 3 a 5 años, y se veían a futuros miembros de la familia Pinolivo en brazos de madres y padres. Algunas madres jugueteaban con sus barrigas de embaraza mirando alrededor, imaginando cómo será la escuela en unos años; pero de alguna forma, ya sabemos como será.

 

En esta familia sabemos que la infancia es movimiento, y por eso este año despedimos nuestra convivencia con un baile en parejas que desde un improvisado escenario nos mostraron nuestras maravillosas seños Flor y Adela. Y así, mientras caía la tarde y todavía movíamos nuestros cuerpos al ritmo de la música, fuimos despidiendo una jornada más a nuestro Pinolivo, que nos abraza y nos arropa, como la gran familia que somos.